En el origen de la aldea se encuentra patente la influencia de los Monasterios de la región, destacando el de São João de Tarouca, el primer monasterio fundado por la Orden del Cister en la Península Ibérica (s. XII), y cuyos dominios abarcaban gran parte del norte de Portugal.
El otro Monasterio de la región, llamado de Santa Maria de Salzedas, probablemente fue fundado en el s. XII y también era una casa monástica muy rica.
El puente fortificado de Ucanha, construido en el s. XIII, es un ejemplo único en el país. Es una huella del pasado feudal, cuando se cobraba peaje a quien cruzaba el territorio por aquí, entre Lamego y Riba Côa.
También hay que destacar la riqueza agrícola de la región, destacando especialmente la producción vinícola pues aquí se producen los mejores espumosos del país.