La Sierra de la Culebra es un conjunto montañoso de relieve suave y redondeado, ubicado en el noroeste de la provincia de Zamora, de casi 65 km de largo, y formada por una serie de sierras (Atalaya, Cavernas, Mujer Muerta, Sesnández, Valcuevo, Roldana o Cantadores) que se extienden longitudinalmente de forma sucesiva. Sus cumbres apenas sobrepasan los mil metros de altura, siendo Peña Mira (1241 m), Miño Cuevo (1207 m) y Peña Castillo (1185 m) las de mayor altitud.
Abarca parte de las comarcas zamoranas de Sanabria, Carballeda, Aliste y Tábara, limitando al oeste con la vecina Trás-os-Montes de Portugal, e incluye un territorio de aproximadamente 70.000 ha, de las que 61.305 ha han sido declaradas LIC y 67.340 ha han sido declaradas Reserva Regional de Caza.
Esta sierra es un lugar único en el que disfrutar del cicloturismo y ofrece a su visitante, entre otras posibilidades, el poder viajar durante días por amplios espacios naturales sin la presencia humana, el ser uno de los mejores lugares para el avistamiento de la fauna salvaje de España, la contemplación de paisajes agrestes, o la vivencia de manifestaciones etnográficas únicas o ya desparecidas en otros rincones del territorio español.
La extensa red de ríos y arroyos han originado profundos valles, como es el caso del arroyo Cabrón que desciende desde Peña Mira, o el río Manzanas que en su tramo inicial da lugar al valle de los Infiernos (cerca de Santa Cruz de los Cuérragos) y que durante su recorrido, en uno de sus tramos, hace frontera con Portugal.
El río principal es el río Aliste que tiene su origen en la Portilla de San Pedro del término de San Pedro de las Herrerías y también destacan el río Valdaya, el Castrón y el Moratones que de carácter estacional permanecen secos durante buena parte del verano.
Existe una marcada diferencia entre el noroeste de la sierra, en la comarca de Sanabria, con un clima más frío y lluvioso, y el sureste de la sierra, donde las temperaturas aumentan y la pluviosidad disminuye.
Durante el siglo XVIII existían en la sierra extensos bosques de castaños y de robles, pero en la actualidad, y debido a la intensa repoblación forestal iniciada a mediados del siglo XX, más de la mitad de la superficie de este espacio natural está ocupada por masas repobladas de coníferas. De esta manera, el pino resinero o negral es la especie dominante.
Además, también destaca la presencia del alcornocal, los castañares, y en menor medida, los madroñales (como el de Sarracín y Cabañas) y los quejigares . Cabe destacar la presencia de alisos, sauces, fresnos y choperas a lo largo de ríos y arroyos.
Gran importancia adquieren los matorrales, bien sean escobas, cantuesos, brezos, retamas y tomillos.
Los hongos silvestres son un importante recurso económico para sus habitantes, principalmente los níscalos y los boletos, si bien su recolección está regulada por los ayuntamientos locales. El castaño también fue clave en la alimentación de la zona.
Entre la fauna, destaca el corzo y ciervo, siendo uno de los lugares de la península ibérica en los que se pueden avistar un importante número de ejemplares. La berrea en época de celo -entre mediados de septiembre y principios de octubre- da lugar a uno de los más interesantes acontecimiento faunísticos de la sierra. Junto a éstos, el jabalí es otro de los grandes mamíferos que comparten este extenso hábitat.
El lobo ibérico se ha convertido en el emblema de la sierra de la Culebra. Aunque su población sigue siendo minoritaria en los montes, su presencia representa una de las mayores densidades de esta especie en la península ibérica y de la Europa Occidental y anualmente se autoriza la caza de un cierto número de ejemplares para mantener su población.
Las primeras huellas de presencia humana se remontan a la Edad del Bronce, asociado a las muestras de arte esquemático de la Covacha del Portillón y El Canchal de Melendro, ambas situadas en la localidad de Linarejos y en la actualidad catalogadas como bienes de interés cultural en la categoría de arte rupestre.
La torre de la iglesia de Santa María (Tábara) fue parte del afamado monasterio de San Salvador de Tábara y sede del scriptorium en el que sus monjes ilustraron valiosos como el afamado Beatos de Tábara.
En Puebla de Sanabria, el castillo de los Condes de Benavente, construido a mediados del siglo XV, fue la edificación militar defensiva más importante de este territorio con la finalidad de afianzar la frontera con Portugal.
Durante la Edad del Hierro se produjeron diversos asentamientos vinculados a la extracción del hierro, actividad metalúrgica que incluso dio nombre a algunas de las localidades de la sierra (Ferreras de Abajo, Ferreras de Arriba, Ferreruela y San Pedro de las Herrerías) y de algunos de sus parajes. Los castros son testimonios históricos que delatan la presencia del hombre en esta sierra y son aún visible en las localidades de Riomanzanas, Ferreras de Arriba, Ferreras de Abajo y Villardeciervos, entre otras.
De la época romana perduran los restos de la calzada romana Vía XVII que unía Braga y Astorga con finalidad principalmente de uso militar. De esta época sería la villa romana de Veniatia, ubicada por algunos autores junto al portillo de San Pedro, en el término de San Pedro de las Herrerías.