El monasterio perteneciente al románico del siglo XII, fue construido por iniciativa de dos monjes, San Froilán y San Atilano, que más tarde serían nombrados obispos de León y Zamora respectivamente. La fundación tuvo lugar a finales del siglo IX, después de la victoria de Alfonso III el Magno en la batalla de Polvoraria. El monasterio pronto alcanzó un notable esplendor.
Las crónicas recogen que estaba formado por una comunidad dúplice de más de seiscientos religiosos entre monjes y monjas. No se sabe la causa por la que desapareció, pues después de aproximadamente un siglo de existencia deja de haber constancia de su funcionamiento. Se supone que pudo ser arrasado por Almanzor en una de sus aceifas, y que no se reconstruyó. Durante su breve apogeo, el cenobio tabarense se hizo famoso por los libros que se copiaron e iluminaron en su scriptorium. Destacan los llamados Beato de Tábara, del Archivo Histórico Nacional, y el Beato de Gerona, de la Catedral de Gerona.
Hoy acoge en su interior el Centro de Interpretación de los Beatos, donde se puede contemplar los facsímiles del Beato de Tábara, el Beato Morgan (2 volúmenes), el Beato de Gerona y el Beato de las Huelgas.
Recientemente los Beatos han sido declarados patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y de los 21 códices que se conservan actualmente en el mundo, tres se realizaron en el Scriptorium tabarense lo que nos dice la importancia que Tábara tuvo antes de finalizar el primer milenio.