Rodeada por las comarcas de Aliste, Sanabria, la Carballeda y la portuguesa Tras Os Montes se levanta la Sierra de la Culebra, Reserva Regional de caza de 65.891 Has. Su relieve, de formas suaves y ondulantes, recuerda al reptil que le da nombre.
El relieve de la Sierra de la Culebra es de escasa altitud, con una profusión de pizarras y cuarcitas que emergen entre la vegetación. Su mayor altura son los 1.243 metros de Peña Mira, un espléndido balcón sobre la cadena montañosa, y tiene su continuación en el portugués Parque Natural de Montesinhos. Como en otras zonas de montaña, el agua ha modelado un relieve abrupto, con fuertes pendientes; existen torrenteras y pequeños cursos de agua en los que predominan las características erosivas, con el nacimiento de algunos ríos cuyo máximo desarrollo se alcanza en los valles adyacentes a la sierra, como es el caso del río Aliste.
La riqueza vegetal de la Sierra de la Culebra es equiparable a la faunística, diferentes modalidades de pino, así como las especies autóctonas de roble, melojo y castaño han contribuido a un paisaje agreste digno de ser visitado. Sus bosques ofrecen además lugares excelentes para la práctica del turismo micológico, los recolectores de setas se encuentran en esta sierra con una amplia variedad de los afamados frutos del bosque entre los que destacan múltiples variedades de boletus y las tan exquisitas amanitas cesáreas.
El lobo ibérico concentra en la reserva regional a la población más numerosa de España lo que le ha dado fama a esta comarca zamorana. El lobo campa a sus anchas por unas tierras en las que, llegado octubre, el entrechocar de las cornamentas y el bramido del ciervo anuncian un espectáculo digno de ser contemplado. El jabalí, el corzo, el zorro, la nutria, el gato montés o el tejón también habitan este terreno. La fauna de la Sierra de la Culebra es una de las más ricas de Castilla y León. Por ello este espacio natural se ha convertido en cita asidua de naturistas y atrae a un elevado número de aficionados a la observación de estas especies faunísticas organizando esperas en espacios especialmente seleccionados para no molestar a los animales y poder observar sobre todo al lobo y las berreas de los ciervos en su medio natural.